De vez en cuando, un equipo pequeño, puede dar sorpresas, clasificándose para jugar contra los grandes.
Este Sábado 24, no pude asistir a la presentación del disco, pues me encontraba en otros lares más Euskaldunes. Sin embargo, al volver a casa, un comentario en la red social que poco tiene que ver con libros, me dejaban un enlace para ver las fotos y escuchar alguna de las canciones de este nuevo disco.
Lo cierto es que he sentido muchisima satisfacción al ver en las fotos a tres amigos de los cuatro componentes.
Uno de ellos toca la batería, y debo decir que no conozco a nadie como él, con su tesón y dedicación. Cuando comenzó a tocar, yo estudiaba con él. O mejor dicho, hacia pirolas con él. Íbamos de bar en bar, hablando de música, intercambiando discos y tabaco e invitandonos a cafés de forma alterna. Compartí dos años académicos con él, lo que me llevó a conocer su currículum y ser buenos amigos. Ahora, entre otros, forma parte de este proyecto.
Al segundo, le conocí, poco después de entrar en el grupo en el que acabaríamos compartiendo diez años de conciertos, experiencias y viajes. Toca el piano y los teclados, y su comprensión del lenguaje que tanto se nos traba a los demás, para él, es como su lengua materna. Comparte y ha compartido momentos con muchos más de los que yo le llevo cuenta, pero también forma parte de este proyecto.
Y el tercero, por diferentes conexiones, ya le conocía, pero es en los últimos tiempos cuando nuestro acercamiento ha sido mayor. Una relación que a mi modo de ver es casi como de pupilo escuchando al maestro, pues sin duda conoce su instrumento de esa forma que a todo guitarrista se gustaría. Hoy en día no puedo dejar de lado su asesoramiento técnico, su conocimiento en el mantenimiento de mis instrumentos y su forma de entender un trozo de madera con cuerdas. Sin duda, es el director jefe de este proyecto.
Ayer, al llegar de viaje, pude escuchar sus canciones on-line. Y me quedé fascinado por el sonido, por el trabajo, la delicadeza de los arreglos, los matices y sobretodo, por ver en las fotos de la grabación a tres amigos haciendo música de 1ª División, con una colaboración de Champions League (Raimundo Lover).
Me llena de orgullo y satisfacción ver a unos amigos haciendo este trabajo de alto standing, aunque la sensación es agridulce, pues (Y que no se enfaden ciertas personas) otros, nos hemos quedado alquilando pista para el sábado y jugando en la Laboral.
Ese proyecto, no contendrá la canción del verano, y no creo que vivan de ello. Pero ¡Qué bien han hecho lo que saben hacer!
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