martes, 28 de enero de 2014

Saludos Señorita

Ya hace un montón que quería escribir, pero son más mis obligaciones y ocios que mi tiempo para sentarme a pensar que escribir.
Me alegró un montón la charla del otro día, yo pensaba que ya nadie se adentraba por este blog a sentarse en la cama para llevarse la consiguiente reprimenda.
He tenido tiempo de sobra para pensar en el tipo de entrada que debía escribir, pero con los días he cambiado muchas veces de idea, hasta llegar al día de hoy en que me siento frente al ordenador y ya se me ha olvidado todo lo que pensé en su momento.
La charla del otro día giró en torno a que mi personalidad adolece de pesimismo, o al menos eso es lo que dejo plasmado en estas lineas del blog. Pero nada más allá de la realidad. Sin embargo, es cierto que me acerco más a este rincón para canalizar algún tipo de angustia vital. Algo así como una especie de terapia de psicoanalisis.
Creo y siempre he creído que las cosas buenas que me suceden no interesan, y que quizá si que tenga más importancia, al menos para mi como narrador, las pequeñas cosas que cada día hacen más duro el viaje, o tan solo el contar alguna cosa de música.
Quizá las cosas buenas, no se cuentan, se viven, se disfrutan y la vida queda muy lejos del plástico teclado de un ordenador.
Por ello, no me detengo durante un buen momento para contarlo, sino que espero a algún momento de calma o desazón para sentarme y escribir, cosa que seguro afecta a mi forma de contar algo en ese momento.
Pero hoy quiero hacer una excepción y contar aqui, el poco tiempo que me dejan las cosas buenas para escribir.
Si tengo que detallar que cosas me quitan el tiempo para dejar algo por aqui, se pueden resumir en dos. El Curro y Vero. El primero porque me exprime en principio once horas de cada día, a lo que debo sumar el gran desgaste fisico que me supone. No alardearé de ser buen trabajador, pero sí de ser un buen y fiel compañero. Es decir, soy el único trabajador blanco entre treinta y cinco trabajadores negros de Africa, compañeros a los que se les trata despectivamente, se les paga menos que a mi por el mismo trabajo, se les mete a trabajar donde ninguna empresa de trabajadores blancos entraría jamás, además de que ya van dos los que han perdido su vida en este puesto en menos de un año aunque la prensa no lo cuente. Los jefes blancos no les permiten tomar café o fumar o descansar, de hecho llaman a los superiores de mi empresa para contarles que tal o cual trabajador está vageando.
Con todo esto he acabado siendo el único blanco que se mete en los mismos lugares que ellos, sufre con ellos, me destrozo las manos, se me marcan los mosquetones en el pecho al estar calientes por los grados de la máquina en la que entramos, sufro la lumbalgia permanente de ocho horas seguidas de pala ya que no se puede descansar, con los pies sin piel por las ocho horas de pala con lodos hasta la rodilla y tantas horas de botas empapadas que no se secan para la jornada siguiente. Las cucarachas nos corren por el cuerpo y las ratas que al principio yo mataba con la pala, ahora y por consejo de mis compañeros las dejamos correr entre nosotros pues nos despitan de la faena que los blancos quieren terminada antes de que acabe el día.
Eso si, se nota que soy blanco porque yo no trabajo "obligado" los fines de semana como ellos.
Pero he conseguido meterme con ellos, sufrir con ellos, aguantar igual que ellos, soñar con ellos, cantar con ellos, hablar en medio español, frances, ingles, mandingo, wolof, fulah con ellos, saberme todos sus nombres, conocerles, saber de sus familias, de sus pueblos, de sus vidas y de sus sueños.
Ahora casi podría decir que me quieren tanto y les extraño tanto que casi hasta me alegro de tarbajar en las calderas del infierno.
Mis compañeros no tienen a sus familias aqui, no tienen a nadie. Hacer dinero, aguantar y regresar algún día. Por ello, tras las mismas horas de mismo trabajo que yo, ellos llegan a casa, comen, dan gracias a su dios y duermen desde las cuatro de la tarde hasta las ocho y media, hora en que se levantan, salen de casa, compran, se reunen, llaman a su familia en Africa y despues de rezar se vuelven a la cama a las diez, ya que mañana sonará el despertador a las cinco y yo les pasaré a buscar a las cinco y cuarto.
Sin embargo, yo llego a casa y comienza mi segunda parte del día. La más esperada, Vero. Y eso que no está a mi lado, pues tiene otros horarios. Pero para mi es importante cada día pensar en que podemos hacer los dias de semana juntos y el finde para exprimir el tiempo al máximo. A los dos nos encanta hacer miles de cosas juntos y porque yo pienso que no hay mejor manera de hacer el camino que con ella al lado. Pensar que haremos el fin de semana, si al pirineo o en casa, si hay conciertazo bueno o mejor nos vamos a cenar a algún sitio nuevo, o si nos acercamos a saludar a todos los conocidos que tenemos tras barras de bar, o si pasar a ver a aquellos que por los hijos no salen tanto, o si ir a ver a nuestros padres, o si hay que ir al huerto a plantar, o si mejor nos hacemos una escapada o si quedamos con Javi y Maite para hacer otra hornada de cerveza casera, o si nos vamos a ver a Luis y Ana a Gamonal y nos echamos unas cervezas en el patillas, o si nos vamos a Alagón, o si podemos sacar un día de la manga y nos vamos a Alicante, o si nos quedamos en casa y empezamos a preparar alguno de nuestros viajes, o si nos llevamos a un amigo y su nueva novia a francia y aprovechamos para comprar vinos de Bordeaux, o si nos pasamos a comprar una caja de cava artesano, o si echamos una gamba con bechamel o si nos vamos a montar a caballo, o si preparamos un concurso de magdalenas en ese bar que acabamos de conocer, o si nos vamos a una exposición o si preparamos algún tema para tocar. O si nos quedamos en casa para limpiar y que venga alguien a cenar, o si nos quedamos a follar, o si quedamos con Amadou o si...
A mi no me queda tiempo para dormir y rezar como a mis compañeros, tan solo de vivir. Y eso es algo que aprendes cuando te pagan por amortajar personas  como en mi anterior trabajo.
Asi, que despues de dormitar un poco para reposar la comida, con tan solo treinta minutos de siesta, unos días se los dedico a los Pepis con quien me lo paso en grande, otro a montar a caballo y reventar mis lumbares un poco más, otro a tocar con josete despues de tantos años de promesas, y los demás y con la ayuda de Vero a estudiar las asignaturas que dejé en su día colgadas. Con todo esto raro es el día que llego a la cama antes de las once y media para levantarme a las cuatro en punto y salir disparado a buscar a mis compañeros y dedicarles mi mejor sonrisa y buen humor para aguantar el peor día de trabajo que un negro puede desear.

En fin, estas son las cosas buenas que me pasan y que nunca cuento por que a nadie le interesan, ni siquiera a ti que lo estas leyendo y ya hace rato que te has ido a otra página de internet. En resumen, mis días estan sumidos en dos cosas, el trabajo que es inevitable y Vero que me hace sentirme bien y olvidarme de mi trabajo. Despues, estan los Pepis, las noches, los viajes, los conciertos, los amigos, los caballos, y cuando me amortajen.... ya dormiré.

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