viernes, 18 de enero de 2013

De aquellos que ni comen, ni dejan comer


Ayer por la noche escuché uno de los mejores reportajes radiofónicos que he escuchado en los últimos años. Sin duda fue un programa excelente y entrañable. El tema hablaba sobre los pueblos pequeños de Castilla que ahora se van a quedar sin servicios de urgencias por la tarde-noche.
Todos sabemos que se trata en superficie de un tema político y decisiones erróneas, pero hay un trasfondo mucho más entristecedor. Como dijo ayer un alcalde de un pequeño pueblo, "la sierra se muere". Y ese, si es un problema grave que va más allá del actual partido gobernante.
El éxodo rural ya lo estudiábamos como un fenómeno singular en tiempos del Sr. González, pero entonces, se marchaban los jóvenes a las capitales. Pero ahora treinta años después, y habiendo estado ayer mismo, yo, en un funeral de tinte "rural", se hace evidente que se están muriendo aquellos que no marcharon. Por lo que existen más lápidas funerarias que fuegos que censar.
Conozco un poco la zona de la que se hablaba ayer en el programa de radio, he recorrido esos pueblos y esa sierra y conozco a algunos hijos de aquellos primeros despobladores. Y desde luego, la sensación es muy triste al ver que no existe posibilidad de rescatar muchos de esos pueblos.
Pero, a mi personalmente, me toca más de cerca otra zona de la península, mucho más cerca de mi casa, de la cual estoy enamorado ciegamente y que sufre las mismas dolencias, y sin ir más lejos esta semana me enteré que ya habían fallecido cuatro de los dieciocho habitantes censados en invierno.
Eso sí, también quiero dejar claro que en todos estos pueblos agonizantes existe la figura del comprometido con el pueblo. Personas que residen lejos de su pueblo, pero se dan fácilmente a las "malas" artes políticas, para levantar las banderas de la historia y la leyenda, rescatadores de tesoros y documentos de archivo. Sabedores del oficio de la azada aunque no la hayan visto más que en fotografías de color sepia. Exiliados a voluntad propia que se mantienen censados para poder opinar en las decisiones importantes para el pueblo llevados más por los desgastados sueños que por los verdaderos problemas cotidianos que ellos no sufren en su gran ciudad.
Para mi son el verdadero cáncer de estas poblaciones. Gentes que se preocupan mucho de que nadie extraño genere riquezas para el pueblo porqué no es del pueblo o, mejor dicho, "ese no sabe como es este pueblo", pero que al final da como resultado, que sus decisiones de trasfondo político ponen en jaque la posibilidad de mantener el pueblo, su escuela, el club, todas esas cosas que luego les gusta idolatrar cuando sólo vienen pa´las fiestas.
El caso es que aquí o allá, las sierras se mueren, las ruinas se multiplican y si dentro de unos años nos da por salirnos de la autovía de dos carriles, podremos ir viendo un paisaje de casas derruidas y capitanas creciendo por las calles. Algo parecido a los paisajes que ahora tenemos de los castillos semiderruidos por toda la extensión española.
No sé cual es la solución, aunque también veo que la vida de la capital y su movimiento industrial tampoco ha sido la panacea. Pero si tengo claro que si alguien quiere hacer vida en el pueblo e incluso negocio, antes tendrá que hablar con los de la asociación (contra)cultural y con el alcalde, que da la casualidad no estarán por aquí hasta las próximas fiestas.

Como no puede ser de otra forma, la canción de hoy solo puede ser este grandioso tema.


tema: Pueblo Blanco
autor: Joan Manuel Serrat




No hay comentarios:

Publicar un comentario