No tenía que ir hasta Bruselas para enamorarme del sonido de la guitarra portuguesa. Ya la escuchaba antes en mi cueva. Pero sentado allí, en el empedrado de aquella plaza Belga, con mis mejores amigos, con la caída de la tarde y las primeras luces de la noche, la música comenzó a sonar y me sentí absorvido sino arrebatado por esa hechizante melodía que nunca ha dejado de sonar en mi memoria.
Hoy, nada menos que cinco años después y sin haberla dejado de buscar de vez en cuando sin referencia alguna, he dado con ella al buscar un fado para poneros esta mañana.
Este era el vídeo que grabé y reescuché miles de veces para intentar sacar el autor y la canción. Hoy ha venido a mi, y creo que me desborda la alegría. Parece que al final, el que busca encuentra.
Ahora me voy a sentar a fumar un cigarro y cerrando los ojos, quizá os vea a todos alrededor en aquella plaza de Bruselas.
Aqui os dejo el tema integro, interpretado por Carlos Paredes (la versión que sonó en aquella plaza)