Una Caja de Habanos, unas botellas de ron negro, una guitarra española y destartalada, una buena silla resistente a mi peso durante muchas horas seguidas, Compay a toda mecha y ya tengo mi concepto de felicidad absoluta para varios días de fiestas en el pueblo. Ay! siempre soñando! Eso si, después de una juma, otra!
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